miércoles, 9 de octubre de 2013

El guión de teatro radionovela

MÚSICA DE IDENTIFICACIÓN DE PROGRAMA

LOCUTOR

Resumen: un grupo de turistas españoles se pierde en unos bosques rumanos. De improviso ven, en la lejanía, un castillo. Se dirigirán hacia allí para cobijarse y acabarán todos muertos cuando el ser que lo habita los acorrale en su interior.

Guión:
-Narrador (música de miedo 1): La luna iluminaba, sobre sus cabezas, el extenso bosque que recorrían desde hacía horas. Todos empezaban a tener frío, y para colmo, cada vez estaban más perdidos.


-Turista 1 (hombre, voz grave): Maldita sea, llevamos horas caminando y todavía no hemos salido de este dichoso bosque.


-Turista 2 (mujer): No debimos hacer caso de aquel guía. De no ser por él no estaríamos aquí.


-Turista 3 (hombre, voz normal): Y sin embargo, seguimos aquí. Así que, por favor, dejen de quejarse. Estamos todo en esto.


-Niña: ¡Mirad, allí!


-Narrador: Todos miraron adonde la niña. Allí, sobre un pequeño montículo, había un castillo rodeado de un foso de agua pantanosa.


 -Turista 1: Eso es, vayamos a cobijarnos allí.


 -Narrador: Aunque un poco reticentes, todos se encaminaron. Al final de todos ellos, una pareja iba cogida de la mano.


 -Amelia: ¿Debemos ir al castillo, Tom?


-Tom: A menos que prefieras quedarte aquí fuera.


-Narrador: Poco después estaban todos ante las puertas de la construcción. Estas se abrieron y apareció un hombre de unos 30 años, rubio y de ojos verde esmeralda.


-Conde (voz melosa): Vaya, otro más...


 -Turista 1: ¿Disculpe?


 -Conde: Son un grupo perdido, ¿no? Verán, cada dos por tres debo acoger a uno. Ese maldito guía no tiene ni idea de donde se encuentra el verdadero camino. Pero pasen, no se queden fuera.


-Narrador: Cuando las puertas se cerraron, la niña que había divisado el castillo supo que no volvería a ver la luz. El conde los atendió servilmente y una horda de criados los prestó unas batas para que se calentaran.


-Amelia: Es extraña tanta atención.


-Tom: Lo se, también me he dado cuenta.


-Narrador: Cuando todos estuvieron debidamente cálidos en sus mullidas batas, el conde los llevó al comedor. Todos se sentaron y él habló.


 -Conde: Vaya, veo que no tenemos nada que cenar.


 -Narrador: Todos los turistas comenzaron a mirarse nerviosamente.


-Conde (voz malvada): Bueno, no pasa nada. Ustedes mismos servirán.


-Narrador (música de miedo 2): De repente, se abalanzó sobre la mujer sentada más cerca de él y la mordió en el cuello. Viendo esto, Tom arrastró a Amelia fuera del salón y echaron a correr, con algunos turistas tras ellos. Poco a poco fueron cayeron todos, mediante trampas, tropezones y choques. Al final sólo quedaron Tom, Amelia y dos del grupo de turistas. De repente, Amelia se tropezó, cayéndose junto con Tom. Él pidió ayuda, pero le ignoraron.


 -Turista 1: Los siento, pero no puedo hacer nada por ti muchacho.


-Narrador: Un segundo después estaba tirado en el suelo, con el mayordomo mordiéndole. Tom levantó rápidamente a Amelia y tiró de ella por un pasillo. Se escondieron en un cuarto y cerraron tras ellos. Escucharon al conde tras ella.


 -Conde: Maldita sea, ¿Dónde se ha metido aquella pareja? Son los que mejor saben.


-Narrador: De improviso, la puerta que tenían delante de ellos se abrió y un niño, hermano de la pequeña que había visto aquella prisión, entró. Entonces Tom agarró a ambos y, dando una patada a la puerta, tiró al conde de un golpe y echó a correr con Amelia y el niño de cada mano.


 -Conde: ¡Volved aquí! ¡No tenéis ninguna posibilidad de escapar!


-Narrador: De repente Tom se paró.


 -Tom: ¡Seguid corriendo!


-Narrador: Amelia agarró al niño y tiró de él. Tras ella, escuchó como Tom luchaba con el conde con una espada. Entonces escuchó un gemido, por lo que corrió más aprisa. Ya llegaban a la puerta, pero el conde los seguía. Afuera, amanecía.


 -Amelia: ¡Aguanta, ya llegamos!


-Narrador: Entonces la lámpara que había sobre ellos comenzó a caer y aplastó, tras ellos, al conde. Amelia se giró a y vio a Tom, cubierto de sangre, con una espada y una cuerda en el mano. Luego se desplomó. Ella cogió al niño y atravesó las puertas cuando estas se cerraban.


 -Amelia (llorando): Tom...


-Niño: Gracias.


-Narrador: Amelia y el niño se abrazaron, llorando. Habían sobrevivido a una noche de espanto.


LOCUTOR
NO SE PIERDA EL PÓXIMO CAPÍTULO DE ESTA SU RADIONOVELA FAVORITA

13 comentarios:

Seguidores